POR QUÉ LA MOTOSIERRA NO ES LA HERRAMIENTA PERFECTA...

No es exagerado afirmar que el nivel cultural de un pueblo tiene mucho que ver con su sensibilidad para rodearse de un entorno natural y vivir en armonía con él.
Basta con acercarse por algún país de Europa o cualquier lugar civilizado -¿lo seremos nosotros?- para observar qué atención y cuidado se dedica a las zonas arbóreas urbanas y a los árboles de las carreteras.
En nuestro país, región y por supuesto, nuestro Ayuntamiento de Piélagos, que se hace acompañar del paradójico lema “Grande por naturaleza”, no ocurre exactamente así. Los gobernantes ven a los árboles como un problema, un elemento insidioso y caro a evitar o a destruir, eso sí, de una forma políticamente correcta, que es como se llama ahora a tirar la piedra y esconder la mano.

Pero ya hace tiempo que en pagos más avanzados que estos, el pragmatismo y la economía han dejado de ser razones de peso en la gestión de los espacios naturales urbanos para que sean sencillamente eso, naturales. Allí tienen muy claro que la experiencia estética que producen, genera un tipo de salud social que no se paga con dinero.

Blandiendo los argumentos de los peligros para los viandantes y las supuestas enfermedades, los viejos, enormes y nobles ejemplares que tanto abundan en Europa van desapareciendo aquí, algunas veces sustituidos por arbolitos como de plástico, en los que ya ni los perros se atreven a mear.
Porque lo que mata y enferma a los árboles, y aumenta el peligro de caídas de ramas no es otra cosa que las podas sistemáticas y salvajes a las que los someten, que frenan su crecimiento natural y son fuente de pudriciones y enfermedades. Esas podas son el origen y no la solución del problema. Y las enfermedades son la consecuencia y no la causa del tratamiento.

Así que en la localidad de Mortera, donde resido, cada vez que se presentan las cuadrillas y contratas municipales con sus motosierras, es para echarse a temblar. Su lema es la estética del muñón, como en las leproserías. Es imposible comprender qué hay en la cabeza de quien los dirige.
Desde la asociación Mortera Verde llevamos muchos años intentando frenar ese continuo goteo de ataques que van provocando la tala de los viejos árboles. El último, en fechas recientes, ha sido a los soberbios ejemplares situados frente a la iglesia del pueblo, podados a motosierra y despojados de hojas en plena época de foliación.
No cabe duda de que para ser representante político a nadie le exigen el conocimiento de otros valores que los puramente económicos y tácticos. A todos estos les recomendaría que hiciesen algún viaje por el mundo civilizado y abran los ojos. Y, por supuesto, que esa formación se la costeen con su propio dinero.