Un informe elaborado por el geólogo Carlos Arteaga para la Fundación Marcelino Botín y al que ha tenido acceso este periódico revela el preocupante deterioro del sistema dunar de Liencres, un desgaste del que vienen haciéndose eco también diversos colectivos ecologistas y que podría provocar la pérdida, en el próximo siglo, «de algo más del 30% del conjunto costero de Liencres, sobre todo en la zona del puntal», según advierte este documento.
Arteaga, que lleva diez años estudiando los factores que afectan al Parque Natural de las Dunas de Liencres, sostiene que la zona se ve afectada por dos procesos erosivos importantes.
El primero, de origen marino y fluvial, «ocurre cada 15 ó 20 años y provoca que se pierdan de una sola vez decenas de metros de dunas». Según el geólogo, el fuerte oleaje, sobre todo en épocas de temporal, que azota a la costa en el invierno, y la crecida del río Pas -«que cambia la configuración de los canales haciendo que en muchas ocasiones el cauce perfore, erosione y desmantele los pinares de la margen del estuario»- son circunstancias que están afectando de una forma «muy espectacular» a la zona.
Y el segundo, dice Arteaga que «menos espectacular y más lento», viene mermando el puntal desde los años 90 y afecta, igualmente, al sistema dunar que baña el río Pas. En este caso, las razones que provocan semejante deterioro serían, por un lado, «que la arena que antes llegaba a las dunas desde el Pas (el 80% de las playas de Liencres se nutren de la arena de este río y el resto lo hace de la del mar) ya no llega» y, por otro, «que se ha producido un ascenso del nivel del mar debido al cambio climático».
Respecto a lo primero, Arteaga se refiere, en concreto, «al sistema de canalización que las administraciones llevaron a efecto en los 90 (entre 1990 y 1995) con el objeto de evitar que volvieran a producirse inundaciones catastróficas como la registrada en 1983, en la que perdieron la vida tres personas». El geólogo explica que «justo en esa zona se encuentra la llanura de la que el río tomaba principalmente las arenas que debían construir Liencres, pero, ahora, las paredes y los bloques de piedra de los diques de encauzamiento lo impiden».
«Tampoco ha ayudado nada», añade el geólogo, «el desarrollo excesivo de la construcción en el tramo medio-bajo del Pas experimentado en los últimos años».
Con todo, Arteaga reconoce que «existe una defensa en el litoral» que consiste en que la arena procedente del puntal «termina repartiéndose por la playa defendiendo y conservando buena parte de la misma». Un efecto éste que, aún siendo positivo para los arenales, «es precisamente el que incide negativamente sobre el puntal, convirtiéndolo en la zona más erosionada de todo Liencres». Es decir, que «gracias a la erosión del puntal, las playas se conservan».
Desaparecerá el 30%
En consecuencia, Carlos Arteaga, piensa que, en el próximo siglo, puede perderse algo más del 30% del conjunto costero de Liencres, sobre todo en la zona del puntal, que «desaparecerá», así como en las playas y el estuario».
Según él, «aunque todo el volumen arenoso de Liencres no va a desaparecer por mucho que suba hasta un metro el nivel del mar», las dunas de la zona del estuario (junto a la zona Este de La Picota) «sí sufrirán cambios en sus formas e, incluso, 'retranqueos' que, afortunadamente, «no terminarán por desmantelarlas del todo» porque buena parte de ellas se encuentran elevadas sobre rocas.
Eso sí, «los efectos que la entrada del oleaje en el estuario causen en el entorno de la playa de Mogro tendrán consecuencias espectaculares en un futuro próximo».
Hay soluciones
Además de los problemas, el informe de Arteaga aporta soluciones. Soluciones «difíciles de plantear». Asegura que una pasaría por «desmantelar la canalización del Pas», un tema «muy delicado» que supondría «una importante inversión económica» al tiempo que «ciertas consecuencias sociales y políticas» difíciles de asumir.
Por eso, el geólogo apunta hacia «otras medidas puntuales que ralentizarían el proceso erosivo pero que no evitarían que, a la larga, un trozo de Liencres desaparezca». A saber, la aplicación en las playas de prácticas de limpieza adecuadas -prescindir de maquinaria pesada- o «la tala de buena parte del pinar de Liencres colocado en una zona de mucha pendiente, en el estuario, que, debido a su peso, y a la acción de la propia gravedad, provoca que los árboles caigan en cadena al cauce» perjudicando, así la actividad dunar de Liencres.
Arteaga, que lleva diez años estudiando los factores que afectan al Parque Natural de las Dunas de Liencres, sostiene que la zona se ve afectada por dos procesos erosivos importantes.
El primero, de origen marino y fluvial, «ocurre cada 15 ó 20 años y provoca que se pierdan de una sola vez decenas de metros de dunas». Según el geólogo, el fuerte oleaje, sobre todo en épocas de temporal, que azota a la costa en el invierno, y la crecida del río Pas -«que cambia la configuración de los canales haciendo que en muchas ocasiones el cauce perfore, erosione y desmantele los pinares de la margen del estuario»- son circunstancias que están afectando de una forma «muy espectacular» a la zona.
Y el segundo, dice Arteaga que «menos espectacular y más lento», viene mermando el puntal desde los años 90 y afecta, igualmente, al sistema dunar que baña el río Pas. En este caso, las razones que provocan semejante deterioro serían, por un lado, «que la arena que antes llegaba a las dunas desde el Pas (el 80% de las playas de Liencres se nutren de la arena de este río y el resto lo hace de la del mar) ya no llega» y, por otro, «que se ha producido un ascenso del nivel del mar debido al cambio climático».
Respecto a lo primero, Arteaga se refiere, en concreto, «al sistema de canalización que las administraciones llevaron a efecto en los 90 (entre 1990 y 1995) con el objeto de evitar que volvieran a producirse inundaciones catastróficas como la registrada en 1983, en la que perdieron la vida tres personas». El geólogo explica que «justo en esa zona se encuentra la llanura de la que el río tomaba principalmente las arenas que debían construir Liencres, pero, ahora, las paredes y los bloques de piedra de los diques de encauzamiento lo impiden».
«Tampoco ha ayudado nada», añade el geólogo, «el desarrollo excesivo de la construcción en el tramo medio-bajo del Pas experimentado en los últimos años».
Con todo, Arteaga reconoce que «existe una defensa en el litoral» que consiste en que la arena procedente del puntal «termina repartiéndose por la playa defendiendo y conservando buena parte de la misma». Un efecto éste que, aún siendo positivo para los arenales, «es precisamente el que incide negativamente sobre el puntal, convirtiéndolo en la zona más erosionada de todo Liencres». Es decir, que «gracias a la erosión del puntal, las playas se conservan».
Desaparecerá el 30%
En consecuencia, Carlos Arteaga, piensa que, en el próximo siglo, puede perderse algo más del 30% del conjunto costero de Liencres, sobre todo en la zona del puntal, que «desaparecerá», así como en las playas y el estuario».
Según él, «aunque todo el volumen arenoso de Liencres no va a desaparecer por mucho que suba hasta un metro el nivel del mar», las dunas de la zona del estuario (junto a la zona Este de La Picota) «sí sufrirán cambios en sus formas e, incluso, 'retranqueos' que, afortunadamente, «no terminarán por desmantelarlas del todo» porque buena parte de ellas se encuentran elevadas sobre rocas.
Eso sí, «los efectos que la entrada del oleaje en el estuario causen en el entorno de la playa de Mogro tendrán consecuencias espectaculares en un futuro próximo».
Hay soluciones
Además de los problemas, el informe de Arteaga aporta soluciones. Soluciones «difíciles de plantear». Asegura que una pasaría por «desmantelar la canalización del Pas», un tema «muy delicado» que supondría «una importante inversión económica» al tiempo que «ciertas consecuencias sociales y políticas» difíciles de asumir.
Por eso, el geólogo apunta hacia «otras medidas puntuales que ralentizarían el proceso erosivo pero que no evitarían que, a la larga, un trozo de Liencres desaparezca». A saber, la aplicación en las playas de prácticas de limpieza adecuadas -prescindir de maquinaria pesada- o «la tala de buena parte del pinar de Liencres colocado en una zona de mucha pendiente, en el estuario, que, debido a su peso, y a la acción de la propia gravedad, provoca que los árboles caigan en cadena al cauce» perjudicando, así la actividad dunar de Liencres.