Hace poco más de un mes, tras una profunda reforma de este complejo monumental de Puente Arce, abría sus puertas un nuevo restaurante en el histórico Palacio de la Conquista Real, apenas de quince minutos de San tander y de Torrelavega. Se trata de un conjunto compuesto por varios edificios erigidos en los siglos XVII y XVIII presidido por una espectacular portalada. En el palacio principal se han ubicado el restaurante y el hotel, que dirige Mª Cruz Puyuelo, una soriana con una dilatada experiencia en el campo de la hostelería en San Sebastián. Además, en torno a un gran aparcamiento que dota al complejo de una gran funcionalidad, hay una capilla dedicada a la Virgen de la Soledad, y un tercer edificio que se ha habilitado para mesón.
Al frente de la cocina está Juan Carlos Marquijano (40 años), hijo y hermano de cocineros, con una dilatada experiencia entre los fogones. Anteriormente ha estado en Jardines de Viares y en El Puerto durante los últimos siete años. Fruto de esta experiencia, se nota que maneja buenas materias primas en su recetario, como él mismo confiesa, «ya que mantego buenos contactos con proveedores».
Confortable
El restaurante está orientado a la carta y sus instalaciones se han restaurado con gusto, respetando la esencia del edificio pero dotándole de una funcionalidad que hace la estancia al comensal en una experiencia agradable. La sala, bien atendida, cuenta con capacidad para unas 120 personas, que podrán confortablemente disfrutar de una cocina de calado tradicional, pero con algunos toques vanguardistas.
Las raciones aquí son indudablemente amplias y generosas, al tiempo que la carta tiene un largo recorrido en opciones. Están bien cuidadas las guarniciones y la presentación es esmerada. Entre los entrantes fríos destacan las ensaladas, la terrina de foie casera y el salpicón de marisco. En caliente, se puede comenzar con un milhojas relleno de mollejas a la crema de boletus, de unas almejas al gusto, de un txangurro al gratén, de unos espárragos rellenos de marisco, de un revuelto de caviar de erizo o de una tradicional sopa de pescado y marisco con cobertura de hojaldre.
Una elección interesante son los arroces, hasta cuatro variedades disponibles en carta.
En pescados, lo importante es la materia prima porque las elaboraciones son respetuosas con el sabor, como se pone de manifiesto con la lubina o la dorada al vapor de sal, del lenguado o del rape a la parrilla, de los calamares en su tinta con arroz, de la merluza rellena, o del bacalao al pil pil.
Asados
En el ámbito de las carnes, resulta obligado destacar inicialmente los asados, un lechazo al estilo de Soria o un cochinillo de Segovia confitado. Además, el cliente podrá elegir entre escalopines de solomillo a la crema de champiñones, solomillo tournedor al foie, chuletón de buey, magret de pato, medallón de rabo estofado o presa a la parrilla.
El remate final llega de la mano de los postres caseros, clásicos, suculentos, como la tatín de pera con helado de plátano que está cosechando los mayores éxitos en las primera semanas.