
Si lo que hay que hacer es armonizar la vida de unos con la de otros (y todos tenemos derecho a la existencia), tal vez debamos plantearnos que en consideración al resto de las especies, como especie dominante, debamos soportar algunas de las inconveniencias que nos puedan ocasionar. No estoy con ello diciendo que el propietario del perro haga caso omiso de sus obligaciones (como puede ser no recoger sus excrementos y depositarlos en el lugar apropiado, de igual modo que los humanos no debemos arrojar nuestros desperdicios en donde bien nos plazca), pero si un perro ladra (que es su forma de comunicarse, los humanos hablamos y chillamos) o si acompaña a su dueño incluso sin ir atado (y ello no constituye un riesgo objetivo para el animal, personas, otros animales o propiedades -y también esta en juego el nivel de tolerancia de tanto el dueño como el del resto de personas, esto es lo que para mi es admisible ,para otra persona no lo es), debemos ser comprensivos y aceptar con naturalidad estos comportamientos.
Es del todo cierto que los humanos nos hemos dotado de leyes para regular las relaciones entre humanos y entre éstos y otras especies (entre ellas la canina) pero lamentablemente esas leyes han despreciado los derechos del resto de especies animales por ser consideradas inferiores (términos como "bestia" empleado para referirse a algún animal es comúnmente empleado en la jurisprudencia denotando menosprecio); si bien recientemente parece haber una reflexión y modificación de las leyes a favor de los animales, queda mucho camino por recorrer en este sentido. Las leyes deben respetadas pero también modificadas cuando procede y en lo que respecta a las de los perros, también. Tal vez el entorno opresivo en el que vivimos los humanos deba ser modificado para que otras especies puedan desarrollar sus formas de comportamiento.”